Apocalipsis y resurrección
- José Francisco Sandoval V
- 5 may
- 2 Min. de lectura

Los más pesimistas auguran el fin de los tiempos como para dentro de dos horas. A este grupo en particular, los 100 días de Trump les duelen más que un puntapié en la espinilla. Por otro lado para los pocos optimistas que aún sobreviven en la tierra, ven la celebración de 100 días menos de la opresión del Bolillo Tatemado y su séquito de ultras.
Resulta de mucho interés la resurrección de Ernesto Zedillo, su presencia en la arena pública puede leerse de dos maneras distintas: la primera, la oposición en el país está por los suelos, todavía no se recupera de las dos derrotas al hilo que le conectó MORENA. En poco más de seis años, ha sido incapaz de tener un posicionamiento claro que atraiga a todos los inconformes con la particular manera de gobernar de la cuarta transformación. Es aquí en dónde Ernesto Zedillo, antiguo priísta y bastante identificado con el PAN, se percibe como una alternativa fresca, gracias a sus años en la sombra alejado de los reflectores, manteniendo una prudente distancia de varios impresentables líderes del partido Tricolor y Acción Nacional. Zedillo se expresa de forma racional movido por ideas claras, critica los medios y los fines de MORENA con conocimiento sin hacer alusiones personales y por último, se abstiene de politiquería, y cualquier tipo de aspaviento, algo que le ha hecho mucha falta a este país.
La segunda lectura que le damos a la presencia del ex presidente es la actitud desdeñosa, y visceral de la Morenita del Palacio. Quién lejos de dar alguna respuesta puntual a los señalamientos de Zedillo, sacó su lado obradorista y comenzó a enumerar una serie de matanzas y hechos funestos ocurridos durante el sexenio del aludido, sin olvidar el favorito de todos: el FOBAPROA. En aquellos tiempos, cuando el Presidente en turno era responsable de absolutamente todo, y no como ahora que se tiende a deslindar responsabilidad a los tres niveles de gobierno como en rancho Teuchitlan. La presidente habló de Aguasblancas como si fuera una tragedia extraordinaria alejada de nuestra transformada realidad. Parece que la mandamás, se enfoca poco en el presente, cualquier barbarie del pasado parece un fin de semana en Culiacán, una noche de sábado en Celaya o un cierre de carreteras en tres estados distintos por parte del crimen organizado. La realidad es que la sociedad vive con miedo, parecemos animalitos del Discovery Channel esperando ser devorados por algún depredador. En otras palabras, la mesura, la templanza y la lucidez empleadas para charlar con El Bolillo Tatemado, se quedaron muy bien guardados en el cajón de aranceles.
Ironías de la vida
Fernandez Noroña reiteró la importancia de actuar con prudencia al tratar temas sensibles, dado el impacto emocional que provocan en los familiares de los desaparecidos. Me imagino que habla de la Guardería ABC.
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